A unos días de la elección intermedia 2015 y tras muchos cantos de triunfo falsos y reales, reconocimientos por lo bajo de las derrotas, así como varias amenazas de impugnación de resultados, toca ver qué de relevante dejó este ejercicio de “malabares democráticos”.
El voto nulo fue un tema en el que se insistió sobretodo al final de la campaña electoral, polarizando posiciones a favor y en contra, alcanzando un 4.88%; movimiento que se unió al ya permanente abstencionismo, que alcanzó cuotas alarmantes (como ha sido en cada elección) en el orden del 53%. Entre ambos fenómenos, dejaron el nivel de votos reales en un magro 42.12% (según cifras del PREP al 8 de junio de 2015).
Un 42.12% de votación real representan un desencanto mayúsculo de la ciudadanía respecto de los procesos electorales, pero un gran alivio para los partidos que ven de esa manera muy reducido el universo que deben abarcar así como agrandados en porcentaje su número de votos alcanzados.
En estas elecciones es el pri es el que impugna, antes era el impugnado. El pri impugnará las elecciones en Baja California, Michoacán, Mérida, alegando excesos de gastos de campaña, robo de urnas, falta de funcionarios o porque simplemente no pueden perder, acciones estas que habitualmente son factura del tricolor y que ahora acusa a otros de apropiárselas.
El otro tema magnificado en esta elección 2015 fue el de los candidatos independientes, donde se lograron dos diputaciones, una presidencia municipal (con posibilidad de 2) y una gubernatura, provocando que muchas voces proclamen que es la muestra más fehaciente del hartazgo de los votantes respecto del sistema de partidos y que representa el fin de estos.
De todo esto sólo surgen preguntas, porque algunos resultados ya eran conocidos y varias de las conclusiones sólo se podrán ver con el tiempo.
Los impulsores el voto nulo alegaban que era una forma de votar, de mostrar la falta de confianza en los partidos y las elecciones, ¿habrán demostrado su punto? ¿acaso no es suficiente la abstención para mostrar eso? ¿les habrá preocupado a los partidos tal muestra de inconformidad?
Con el ámbito enrarecido por los escándalos de peña nieto y sus secuaces del gabinete que han precedido a las elecciones, ¿llegarán las impugnaciones del pri a los tribunales? ¿los tribunales les darán entrada a esos alegatos y ayudarán a aumentar la animadversión contra el pri-gobierno?
Los escasos candidatos independientes tienen la difícil tarea de representar un papel de altísima importancia en la mascarada democrática de México y en ello encontraran muchas dificultades, ¿podrán los que obtuvieron puesto de legislador encabezar iniciativa de gran calado para el país o su estado y al mismo tiempo arrastrar el apoyo de las bancadas de los partidos políticos? ¿podrán el o los que ganaron presidencias municipales controlar a un cabildo multipartidista y hacer buen trabajo como ediles? ¿el gobernador podrá conciliar con las fuerzas políticas y fáticas que intervendrán en su estado? ¿serán los independientes la semilla de cambio en la política del país o serán el principio y final de los sin partido?
De hecho, lo único diferente respecto de otras elecciones es la irrupción de candidatos independientes, que como dijo césar camacho quiroz, ahora futuro presidente del pri y legislador, cuando nos dimos cuenta ya habían ganado, porque por ahora todo lo demás sigue igual.
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